miércoles, 6 de febrero de 2013

Domingo en Pollença.

A primeros de febrero de 2013 llevamos ya varios fines de semana de temporal, lo que nos impide salir al campo para disfrutar de la naturaleza. A pesar del fuerte viento, aprovechando un gran claro en el cielo, decidimos realizar una salida dominical con objeto de visitar un pueblo de la isla.

A 52 kilómetros de Palma, Pollença se ubica en un llano cubierto de huertas que limita con las últimas estribaciones septentrionales de la Serra de Tramuntana. Vigilan su caserío dos modestas alturas: el puig  de Pollença -o de Maria- (333 m.) y el del Calvari. A la protección de este último se acogió el primitivo núcleo urbano, un dédalo de calles en cuesta a las que se asoman algunas casas vestigio de un pasado señorial; veremos frescos zaguanes de mobiliario antiguo que se abren al exterior por elegantes arcos de medio punto.

El hecho de que los domingos haya mercado en la Plaça Major ha sido uno de los argumentos para elegir Pollença. Es un placer pasear entre puestos de embutidos, quesos y frescas hortalizas. El colorido de estas últimas provoca que saque la cámara y de rienda suelta a mi afición.

Fotos de Antonio Vela.




 Mercado dominical.



























La iglesia parroquial de Nostra Senyora dels Àngels, que adquirió su actual fisonomía en el siglo XVIII, consta de una sola nave con capillas laterales. Está adornada con pinturas de Joaquín Tudela, del alemán Mossgraber y del argentino Atilio Boevery. El suntuoso retablo barroco estuvo anteriormente en el templo de Montisión.


 Cerradura en la puerta del templo parroquial.




 Hermosas pinturas decoran el templo.






En el suelo de la iglesia podemos ver baldosas decoradas con un gallo, símbolo de la población. En las fiestas de Sant Antoni (17 de enero) los mozos deben subir a lo alto de un pino enjabonado traído de la finca de Ternelles. Deben hacerse con un gallo que hay en lo alto en una canasta. El hecho de utilizar un gallo vivo crea bastante polémica; tanta como que esta tradición sólo esté reservada a los varones.
El pino de 2012 midió 21,5 metros.












 Retablo barroco.




 Cristo de notable y estética factura.

















Tras deambular por el mercado y visitar la iglesia se impone tomar un café. Nada más agradable que el clásico Club Pollença, en la Plaça Major.


 Club Pollença.













 Club Pollença.






















Como es día de mercado los comercios permanecen abiertos. Dedicamos un rato a fisgonear en las tiendas de decoración.










































 Nos dirigimos hacia la iglesia de Montesión.









 La sombra viajera fotografiando los pigmentos del revoque.




 Terrazas en la iglesia de Montesión.









 Iglesia de Montesión.



Uno de los hitos de Pollença es su Calvario, con 365 peldaños -uno por cada día del año- flanqueados por sendas filas de corpulentos cipreses.En lo alto hay un oratorio de finales del siglo XVIII. En su interior se venera un antiguo crucifijo; se dice que fue traído aquí por unos náufragos a los que el mar arrojó en las proximidades de la Cala Sant Vicent.



 Subida al Calvari.










El invierno en Mallorca.

























 Observamos algunas de las últimas estribaciones de la Serra de Tramuntana.





















 Oratorio del Calvario.














 Los gatos abundan alrededor del oratorio









Señalización para senderistas. En el refugio del Pont Romà finaliza el sendero de gran recorrido GR-221, Ruta de la pedra en sec.




 Vista hacia el Port de Pollença y las montañas de Formentor.




 De nuevo bajamos hacia la población.















 Escultura de un gallo de diseño.




Campanario de la iglesia parroquial.




Es hora del aperitivo dominical antes del almuerzo.


Página web del Ajuntament de Pollença.

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